Remehibe

lunes, 12 de noviembre de 2007

Manuel “Shorty” Arroyo

Al Bat
Por Jesús Alberto Rubio
jarubio@guaymas.uson.mx

Con gran gusto comparto más detalles de Manuel “Shorty” Arroyo, notable jugador/mánager en la historia del béisbol de México y quien sabemos debería tener un nicho de oro en el Recinto de los Inmortales con sede en Monterrey.

Su hijo José Manuel y su nieto Juan Manuel, me respondieron amablemente una serie de preguntas desde Cd. Juárez en torno a la vida y memoria del gran “Shorty”, lo que se agradece.

En este intercambio de información, se puede apreciar aspectos de “Shorty” quizá desconocidos para el lector común e incluso de especialistas en la materia, por lo que también con la misma emoción entrego ahora a ustedes.

Veamos:

De inicio, recuerdan lo que sucedió cuando jugó en los años 30`s en las sucursales Triple A de los Cerveceros de Milwaukee y los Medias blancas de Chicago.

Sobre ese episodio, su hijo José Manuel, recuerda:

“Decía mi padre que los pítchers le tiraban a la cabeza y al cuerpo por parecer “negrito” ya que en ese tiempo existía la discriminación racial y no querían ni negros ni latinos, además por su baja estatura, razones por lo cuales mejor se regresó a México”.

Ya sobre su gran trayectoria en la pelota mexicana, especialmente a partir de los años 40`s escribí anterior columna; ojala y la haya leído en su oportunidad.

Hoy, abordemos este nuevo ángulo de la vida de Arroyo, cuyos padres fueron Ignacio Arroyo, originario de la ciudad de Guanajuato y la señora Josefa Vázquez, de Matamoros, Tamaulipas, quienes también procrearon a Martín y Jesusita.

¿Y sabe dónde conoció a su esposa el gran Shorty”?

Verá:

José Manuel cuenta que su padre conoció a su madre Magdalena Soto Alvarado un 12 de mayo de 1956 al ir a jugar con el equipo de los Dorados de Chihuahua contra los Alacranes de Durango:
“Mi mamá pasó por casualidad por el centro de Durango donde estaban hospedados los jugadores del equipo Dorados y se confundió de persona, saludándolo, por lo que se disculpó y siguió su camino sin percatarse de que él la seguía para saber donde vivía.

Para sorpresa de mamá, al siguiente día se presentó afuera de su casa ¡con un gran ramo de flores! ya que para él fue amor a primera vista”.

Ellos se casaron un 19 de marzo de 1957 en la catedral de Durango, celebrando el enlace matrimonial los sacerdotes Jesús Soto Alvarado, hermano de la novia y el padre Isidoro Arroyo, primo hermano del novio.

Caray… ¡de película!

Bueno, de ese matrimonio nacieron seis hijos, siendo Josefina, José Manuel, Teresita, Elizabeth, Luis Ignacio y Liliana.

Sus gustos y pasatiempos…

“Shorty” tenía de pasatiempo favorito la mecánica automotriz y podía pasar horas armando y desarmando motores. También le encantaba viajar… y si era en tren, mejor.

“Ah!, y siempre le gustaron los perros, le encantaba educarlos y que le hicieran payasadas.

Pero anote:

Su más grande afición después del béisbol, era la fiesta taurina. No se perdía ninguna de las corridas celebradas en donde se encontraba jugando con el equipo y en ese ambiente hizo gran amistad con Fermín Espinoza “Armillita”, Jesús Solórzano y Silverio Pérez.

“También le gustaba jugar rebote a mano y no se perdía las peleas de box. Cuando estaba en casa le gustaba ver las películas de Pedro Infante , Adalberto Martínez “Resortes” y Germán Valdez “Tin Tan” y sobre todo de su amigo Mario Moreno “ Cantinflas”.

Conocedor de béisbol

Manuel “Shorty” Arroyo también tuvo una gran virtud: Se sabía muy bien las reglas del béisbol ¡tanto en español como en inglés!

De joven fue a campeonatos estudiantiles con la escuela “ Bowie High-School” de El Paso, Texas, tanto en beisbol como en fútbol americano.

En esos años ya comenzaba a distinguirse por su excelencia para jugar la esquina caliente sin pensar todavía que años más tarde iba a trascender como “cerebro” del béisbol, especialmente en la Costa del Pacífico.

Reconocimientos

Otro significativo renglón en la vida de “Shorty” fue el hecho de que a lo largo de su carrera su señor padre recibió varios reconocimientos:

“Recuerdo que mi padre me platicó de una placa que pusieron en el “Parque Delta” de la Ciudad de México por haber pegado el cuadrangular más largo en ese escenario y cuya pelota fue a caer hasta el Panteón Francés.

Otro momento trascendente en la vida de “Shorty” fue cuando los cronistas deportivos de Culiacán, aficionados y directivos de la Liga de la Costa del Pacífico acordaron que el “Día Manuel Arroyo” sea celebrado el 25 de enero, por cierto a dos días de su cumpleaños.

El último homenaje que recibió en vida fue el 27 de diciembre de 1995 en Culiacán al celebrarse los 50 años del inicio de la Liga de la Costa.

Sin embargo, después de ello, por esas cosas e ingratitudes que suelen pasar en el béisbol con algunos de sus grandes héroes y protagonistas, hasta la fecha no se sabe que haya algún estadio que lleve su nombre, ni siquiera en su natal Camargo, Chihuahua.

Sus grandes ídolos

Para Manuel Arroyo el béisbol fue su vida, su disciplina y su comida diaria.

Para él, Satchel Paige fue el jugador más grande que vio en su vida y como manejador reconoció siempre a Casey Stengel.

Aquí en México le gustaba el swing elegante del zurdo Angel Castro y siempre dijo que era muy bueno con el bate. También admiró como estrategas a Adolfo Luque y a Guillermo “Yamo” Ornelas.

Y otro aspecto del todo interesante: como jugador y manejador, siempre fue mejor para él participar en el béisbol de invierno, especialmente con los “Tacuarineros” de Culiacán.

Pudieron haber sido 4

Por supuesto que siempre se mostró molesto con los dirigentes de la Liga de la Costa por el fallo que dieron al juego de la polémica entre Culiacán y Guaymas.

“Y es que si a los Ostioneros se les fueron sus jugadores extranjeros, también a Culiacán se le habían ido y decía mi papá que se jugara con el roster con que contaban ambos equipos en ese momento, pero que ellos sabían que Culiacán era más fuerte por su base de peloteros mexicanos.

Ese capítulo sucedió en la temporada 50-51 cuando la dirigencia del circuito declaró un “forfit” al no presentarse Guaymas a la final, pero sin otorgarle el título a Culiacán.

De haberles dado el campeonato, entonces “Shorty” Arroyo hubiera conquistado ¡cuatro banderines consecutivos! ya que a la siguiente temporada también llevó a los “Tacuarineros” al título. Tendría así el gran récord de todos los tiempos en la pelota profesional mexicana.

Férrea disciplina

Cabe advertir que el estilo para dirigir fue siempre a base de disciplina o como se dice, “manejó con el látigo”, lo cual refrendó hace unos días Ronnie Camacho, quien dijo que, en efecto, “Shorty” Impuso siempre férrea disciplina en sus equipos”.

Sobre este ángulo, José Manuel, advierte: “Su palabra para llamarles a los jugadores la atención o cuando no hacían las cosas bien era “cagado” y de ello se tiene aquella anécdota con el “Chito” García cuando se le cayó un elevado para el ultimo out ya que al terminar el juego lo puso a correr y a tirarle elevados hasta altas horas de la madrugada.

Incluso, se sabe que el gran “Sargento”, Tomás Herrera, tomó la misma “escuela” de disciplina de “Shorty”.

Con los umpires siempre discutía de manera fuerte y acalorada porque no le gustaban algunas de sus decisiones y muchas veces se vio cuando les daba de “pechazos”, les echaba tierra o se les subía a los zapatos.

Curiosamente, en la intimidad de nuestra vida familiar, hay un detalle significativo: nunca dijo una mala palabra en casa y si por algún motivo la tenía que decir lo hacía en inglés para que no supiéramos sus hijos”.

“Shorty” vivió desde 1965 al 2004 en Ciudad Juárez, pero un triste día, el 8 de mayo de 2004, falleció en El Paso, Texas, a la edad de 88 años.

Dejaba sin embargo un enorme legado; una riquísima historia que debe ser puesta en alto relieve y dimensión por el béisbol mexicano

Nuestros respetos.

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